Fascinación por la destrucción del mundo
Desde el inicio de la historia de la humanidad, ha existido
esa fascinación y deseo de la destrucción del mundo. Dentro de esa fascinación,
se quiere destruir la raza superior que es el ser humano y luego, todo lo que
queda.
Cuando observamos el esquema histórico que nos presenta uno
de los libros más completo, filosófico, científico y conflictivo del mundo,
llamado biblia. Nos dice que después de la aparición del ser humano creado por
un ser supremo, el mismo sintió el deseo de destruir a todos, incluyendo los
animales.
En esa primera etapa, lo hizo con agua, llevando muerte y destrucción
por ahogamiento. Dentro de la mitología griega se le conoce como la furia de Poseidón.
Después de esa primera parte, teniendo un desacuerdo con la raza humana, decidió
destruir a dos ciudades de manera completa con fuego.
Ese mismo deseo de destrucción (justificado o no) ha llevado
al ser humano a encaminar el proceso. Dicha razón ha llevado el medio oriente a
unas guerras de no acabar. El incremento de ese deseo trajo consigo la primera
y segunda guerra mundial que destruyó millones de vidas, inocentes en su mayoría.
A pesar de que caminamos hacia el tercer milenio después del
cambio más trascendental de la historia de la humanidad. Esa fascinación se
hace más palpable cada día. Lo observamos a través de los noticieros que nos
presenta como los países poderosos exhiben sus armamentos de destrucción
masiva.
Pero, también lo podemos encontrar diariamente a través de
las propagandas religiosas con ciertos broshure (tratado) que en su noventa y
nueve por ciento (99%) nos habla de la destrucción del mundo que está muy
cerca.
Nos saturan en las redes sociales con vídeos, dibujos
animados e imágenes tridimensionales (3D) que horrorizan a la humanidad con el
destino final. Mantienen al ser humano en un desasosiego total y un pánico constante
con esa fascinación por la destrucción del mundo.
Temprano en la mañana (de 5 a 6) recibimos el primer
desayuno de unos hermanos fascinados con esa teoría de la destrucción, colocan
un auto parlante a todo volumen anunciando al mundo que viene la destrucción. Que
viene un cráter, que un tsunami, que un cometa, que un huracán viene de camino.
O sea que es imposible tener un día de tranquilidad después de
recibir esa dosis de terrorismo religioso apegado a la teoría y fascinación por
la destrucción.
Los cineastas tampoco quieren quedarse al margen de esa excitante
propaganda de la destrucción que capta la atención de casi toda la humanidad. Crean
unas películas que te llevan a vivir casi en carne propia el sabor de la destrucción
del mundo de tal manera que optas por salir a la calle para ver si el suceso ya
ocurrió o será en un futuro.
Los científicos tratando de mantenerse a la altura, también se
han unificado a la propaganda de la destrucción a su manera. Le presentan al
mundo miles de epidemias que erradicará sobre la faz de la tierra a todos los
seres vivos. Esa misma fascinación ha llevado la creación y manipulación de tóxicos,
virus y una serie de enfermedades no naturales para poder comprobar sus teorías.
Llevando al mundo entero a sumirse en ese terror desconocido que elimina la
paz.
Se entiende que hay un ser supremo conocido como Dios, que
es un nombre simbólico, porque no se ha comprobado cual es su verdadero nombre.
Créelo o no, acéptelo o no, como quiera da igual, eso no alterará el resultado
final. El ha determinado que va a destruir al mundo, porque él entiende que
como creador tiene todo el derecho de destruirlo cuando él quiera.
Para eso se ha utilizado el asunto del pecado que ha
infectado a la humanidad, cosa que viene del cielo. Porque el que trajo consigo
el pecado fue un ciudadano del cielo, enviado al planeta tierra y todos los
planetas adyacentes. Usted podrá estar de acuerdo o no, pensar como mucho que
es un cuento infantil, y como se menciona posteriormente, los resultados seguirán
siendo los mismos.
Pero lo que no entiendo es la fascinación de todas las
religiones que llevan una campaña masiva de aterrorizar al mundo entero con la teoría
de la destrucción. Según se entiende, el maestro por excelencia llamado Jesús
de Nazaret trajo un mensaje de amor, armonía, paz, unidad y compañerismo.
Se supone que las iglesias deberían reproducir el trabajo y
enseñanza de ese maestro. ¿Por qué entonces enfocarse en la destrucción para
llamar la atención del semejante? O sea que ese Dios solo sabe destruir, no
sabe amar, no sabe sanar, no sabe dar paz, no sabe prosperar, no sabe bendecir,
lo único que sabe es maldecir y destruir.
De manera que, esa fascinación por la destrucción se ha
vuelto una psicopatía terrorífica que no ayuda a la humanidad en nada. Por eso
los gobiernos hacen todo lo que se les venga en gana y esos facinerosos les
ayudan diciendo “es que la biblia lo dice, que todo iría de mal en peor”. Pero se
les olvida que también dice que “por haberse multiplicado la maldad, el amor de
muchos se enfriará, mas el que persevera hasta el fin, este será salvo”.
Queriendo decir que, si eres un inútil parásito que no le
interesa lo que pasa con tu comunidad, esa frialdad te va a llevar a acomodarte
a decir “eso tiene que suceder”. Pero si eres un verdadero humano con
razonamiento y conocimiento, vas a tratar de que tu comunidad tenga alguna mejoría,
a eso la biblia llama perseverar. Esforzarse para que las cosas tengan un mejor
carácter, a pesar de la sentencia dictada, pero no se ha ejecutado aun.
Es una verdad lastimosa, esa fascinación por la destrucción del
mundo, la cual está siendo propagada por las religiones, políticos, científicos,
artistas y hasta aquellos que nos llevan el entretenimiento a través de las
pantallas.
Que Dios nos ampare.
Comentarios
Publicar un comentario
Deja tu comentario, eres parte de esta familia.