La verdadera familia


Desde ayer a tempranas horas de la mañana, el mundo entero le ha estado dando la bienvenida al año 2016. Muchos se reúnen para hablar de los logros obtenidos en el año 2015, compartiendo con familiares, amigos y colegas.
Pero la parte más importante es compartir con la familia, me refiero a la verdadera familia, la unificación de la genética, fusionando cromosomas para un nuevo individuo que pasa a ser integrante de un grupo que se protegen entre sí.
Muchos han confundido los problemas que surgen en el seno de la familia con la importancia de ella misma. Muchos están tan confusos que se atreven a decir que “a veces es mejor no tener familia”. Es una expresión carente de razonamiento de toda índole, ya que hasta los animales se protegen, comparten y muestran cariño a sus familiares.
Para tener una idea clara, donde existe un gallinero, cuando los pollitos están recientes, aun un poco crecidos. Cuando otra gallina, gallo o pollo agrede a esos polluelos, la madre sale en defensa de ellos. Pues mucho más palpable se hace entre el ser humano y sus familiares.
Este nuevo año es una total felicidad para aquellos que han podido tener aunque sea un momento de encuentro con sus familiares. Aunque el año concluido no les aportó grandes éxitos o grandes logros, pero han tenido lo mejor, el apoyo y soporte de la familia de un modo u otro.
Cabe mencionar que dentro de las tradiciones, mayormente religiosas, tienden a decirle a aquellos que no tienen familia que, no tienen porque preocuparse porque tienen a Dios y a sus hermanos. También los amigos tienden a decir eso, sin embargo, en el momento que se les necesita, pues no están disponibles.
Es el grado de hipocresía que arropa el mundo de no reconocer que la familia es el tesoro más grande que puede tener la humanidad. De tal manera que se le hace difícil a alguien que no tiene familia lograr ser exitoso. Porque la protección y la bendición de la familia se encarga de iluminar a la persona en el momento más deseado.
Retornando al asunto, en el transcurso del día de celebración del nuevo año, Dios festejó acompañado de sus ángeles. Los feligreses compartieron un momento entre sí, pero su mayor momento de compartir ha sido con sus familiares. Sin embargo, no se acordaron de los que no tienen familia y que les dijeron que no se preocuparan porque la familia de ellos eran esos.
Un ejemplo vivido, los que me conocen, conocen mi historia (valga la repetición), muchos han querido demostrarme que no me hace falta una familia (cosa que nunca he creído, por cierto) sin embargo, en esos días de compartir y reuniones familiares, no vi ni si quiera una llamada de esos animados y teóricos hermanos, amigos y lideres que prometen a gran escala que son sustitutos de la verdadera familia.
Si eso es conmigo que he dedicado toda mi vida al servicio de la iglesia, la sociedad desde que era un niño, como parte del ministerio de la palabra de Dios. Me imagino cómo será con aquellos que no son parte del seno de una feligresía.
De manera que, quiero llevarle consuelo a los que pudiesen tener acceso a este humilde comentario. Gentes que están en el mismo sótano de la desgracia de la ausencia familiar y que muchos farsantes han prometido estar con ellos y que en los momentos más críticos no aparecen ni en la imaginación.
No se aferren a creerles a gentes que se escudan tras una teoría para no permitir visualizar su hipocresía. Sigan hacia delante como si fuesen los únicos en el planeta y que no tienen con quien contar (que conste que es así). Si logran hacer una familia, valórenla como el más preciado tesoro. No la descuiden ni por apetencia de los amigos, filosofía religiosa, mucho menos por parrandas que no aportaran absolutamente nada positivo a sus vidas.
Ayuden al que realmente tiene la necesidad. Recuerden que a pesar de estar distantes, no haber tenido un círculo intimo entre nosotros, los que no contamos con familia, somos uno, porque nos ha tocado la misma latitud de la desgracia. Así que, cada vez que ayudas a alguien que no cuenta con una protección familiar, estarás ampliando nuestro círculo de los que luchamos contra ese mundo monstruoso y lleno de falsedad.
Finalmente, quiero felicitar a aquellos que han podido disfrutar al lado de sus familiares. Les deseo todo el bienestar posible a aquellos que pudieron hacer memoria de alguien que no tiene familia, haciéndole aunque sea una llamada telefónica. Consolación a todos aquellos que vivimos bajo la lupa de la desdicha de la vida de no permitirnos una familia. No porque no quisiésemos como algunos indolentes y acomodados han querido proyectar.
Llevemos esta batalla hasta donde podamos resistir, quien sabe si algún día logramos brillar, no para demostrarle nada a los farsantes e indolentes, sino demostrarle a los demás que se encuentran en la misma situación de que se puede.

Que la felicidad nos alcance.

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